martes, 10 de agosto de 2010

La vida escolar: un paso importante en el desarrollo de nuestros hijos.

Este año nos vimos forzados a ingresar al colegio a mi hija menor de tres añitos de edad por la falta de alguien que la cuidara en casa.

En el  "Maternal A", nos esperaban tres esmeradas maestras, luchando por atender a todos niños, niñas, mamás y papás incluidos; y además, por consolar a los niños más tímidos, a los cuales el colegio, hermoso, grandíííísimo y listo para enseñar a tantos niños, los tenía literalmente espantados.

Debo decir, que yo fui del grupo de mamás que se regresó feliz ese primer día. Al fin, mi hija había encontrado la “cantera" de niños con quienes jugar y conversar que le faltaba en casa. Con esa felicidad transcurrieron los primeros cuatro días de colegio, hasta que el viernes, al llegar a casa, mis hijas más grandes me comentaron que su hermanita estaba hirviendo en fiebre… También venía mocosita… “Se resfrió en la escuela”, pensé. Pero la revisé mejor…

¡Ay… no¡ - me lamenté solo de descubrirle un poco la ropa,- ¡Ronchitas… y le dolían… y estaban rojitas… y como vejiguitas…! “¡Variceeeela!!!” - Grité angustiada

El médico confirmó mi diagnóstico. “Estará “incapacitada” por el momento… hasta cuando se caigan casi todas “las cascaritas y casi no se le vea nada…””. - Fue lo que ordenó.

Eso me hizo pensar que aunque para ella todo seguirá normal, pués volverá feliz a clases, sin lamentar el tiempo perdido, para mí algo cambió; y creo que también es así, para cada mamá que inicia con alguno de sus hijos la etapa escolar.

Ya “mi hijita” y lo que viva de aquí en adelante, más nunca estará solo reducido al control y cuidado del hogar; ahora también formará parte de un grupo externo... y aunque dentro de ese grupo experimentará cosas hermosas; también tendrá experiencias que como mamá, algunas veces quisiera poder evitarle; más entiendo, que vivirlas la harán crecer y ser más fuerte física y emocionalmente.

La escuela, será una etapa bonita, donde no tendré mucha intervención y donde la veré crecer y transformarse por experiencias y situaciones ajenas a mí y casi sin darme cuenta. Viendo hacia el futuro, algún día mi hija ya no me parecerá tan pequeña e indefensa como me parece hoy. En ese entonces me sorprenderé de lo fuerte y competente que será… Y me sentiré orgullosa de ella, sin comprender mucho como lo logró… 

Indudablemente, será la vida escolar, que inicia en un día bonito en nuestros recuerdos; aunque sin mayor trascendencia, ni tropiezo en nuestro diario vivir, la que acogerá a nuestros brotecitos y los transformará en unos árboles fuertes e inmensos, difíciles derribar... También es como un lienzo, donde ellos pintarán sus experiencias ante todo tipo de vivencias y nos entregarán un cuadro hermoso e inigualable, lleno de múltiples colores, llamado “Auto-retrato.

Sí, debemos contener nuestro sentido de protección y dejarlos ser, solo así su vida fluirá...

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