jueves, 29 de marzo de 2012

Comprenda mejor a sus niños, adentrese en su mundo infantil

Hay un mundo paralelo al nuestro que corre y se transforma sin siquiera darnos cuenta y al que tenemos acceso casi todo el tiempo, pero que sin embargo entramos y salimos sin   percibirlo realmente.
Es un mundo maravilloso y singular al cual entramos sintiéndonos superiores y riéndonos de lo que observamos de él.  Y no es para menos que nos sintamos así.  En nuestro mundo,  los trapos rojos no son capas mágicas que nos transforman en superhéroes, ni las pailas y los sartenes se vuelven utensilios útiles para formar una banda de rock, ni las muñecas que son llevadas por una mano hasta la piscina de juguete, son reales; pero eso es en nuestro mundo…
En este mundo mágico del que les hablo, valga la pena tanta redundancia,  las cosas suceden diferentes.  Como buenas mamás, muchas de ustedes ya saben de qué les hablo.  Del mundo mágico en el que viven nuestros hijos.   
Sin embargo, por si aún no han podido adentrarse mucho en él,  quisiera hacerles un recorrido por algunas experiencias y personajes que he conocido a través de las experiencias que como mamá desde hace 17 años,  he adquirido.
Prepárense par abrir sus mentes y liberarlas de cualquier incredulidad porque aquí todo puede pasar y créanme que pasa:
Al primero que les quiero mencionar es al niño “Dedos rápidos”.  Su propia madre, me dijo que le dicen así en la guardería.  Tiene tres añitos recién cumplidos, pero la habilidad de Flash el superhéroe de nuestros tiempos,  para mover sus dedos y manos tan rápido, que puede tomar cualquier cosa y volverla un verdadero objeto,  para cualquier otro ser humano:  inalcanzable. 
Un día de visita en su casa pude corroborar su agilidad al tomar objetos de cocina y convertirlos en verdaderos tesoros musicales, casas, muebles de papá, aviones, cohetes,  etc.  Y todo lo hacía tan rápido que cuando su madre daba media vuelta para guardar lo que para ella era una vasija, él ya había logrado sacar todas las del otro lado para hacer tambores  de colores con asiento, público  y todo.
Y que me dicen de mi vecina “Pamelita”, de cuatro añitos,  que tuvo el placer de visitarnos una tarde con sus sandalias de tacón lila y plumas en el frente.  Caminaba como toda una dama y se sentía y veía espectacular.  Por eso de que “para verse,  hay que creerse”, pienso yo.  Y además,  hizo lo que muchas mujeres de “nuestro mundo” quisieran hacer, ¡Correr con sus tacones sin caerse…!
También está en este recorrido,  un Superamigo que conocí hace casi nueve años.  Recuerdo que llevé a mi hija mayor a una fiesta de cumpleaños y cuál no sería mi sorpresa cuando SUPERMAN “niño”, salió volando con su capa roja a recibirnos contento por su séptimo cumpleaños.  Por cierto hace como un mes lo volví a ver y creo que: o ya había entrado en el anonimato o había entrado a vivir como nosotros, pues para nada recuerda aquel episodio de cumpleaños, que tanto recuerdo yo y que hizo que mi esposo desde entonces, se refiriera a él y a su familia como:  “¿Cuál?  Superman, él que salió a recibirnos.” O “Ah, la familia de Superman.”
Pero ya más cerquita a nuestras casas, qué me dicen de la gran colección de flores de papel y “retratos” donde aparecemos como verdaderas estrellas,  nada más que con la forma anónima de bolitas con palitos y dos “s s” (eses) encontradas por cabello y además con largas pestañas y una sonrisa espectacular.  Pintura exclusiva, creación especial de nuestros hijos solo para nosotras, tan hermosas.
Creo que las que tenemos niñas, no nos hemos escapado nunca de la gran experiencia de encontrar a una supermodelo maquillada un poco como Ronald M, pero ataviada con altos tacones  y alguna hermosa blusa y/o collar, que se nos presenta orgullosa y a la que tenemos que admirar, aunque en el fondo no entendamos mucho el concepto que quiere presentar.
Pero si recordamos un poco, nos daremos cuenta de que nosotras también formamos parte en alguna ocasión, de ese mundo maravilloso…  y también fuimos víctimas de él.  En Kinder me llegó volando un avión con sonido supersónico, que al acercase a mí se convirtió en niño,  me acorraló y me dio mi primer beso:  Un intempestivo beso en la mejilla, ante la mirada estupefacta de mis compañeritas  y una mezcla de vergüenza y orgullo de mi parte.   
Mi esposo y mi cuñado, que ahora son músicos, hicieron sus primeros pininos musicales, justo después de fiestas patrias, igualito que nuestros hijos.  Usaban dos latas cualesquiera como redoblantes y marchaban uno detrás del otro durante todo el mes patrio alrededor de su casa.  
¿Y yo…?   Pues igual que nuestras hijas,  igual que ustedes.  En fiestas patrias, yo era capitana de batuteras  o marimbas…!

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